domingo, 13 de julio de 2014

Carta a la memoria

Ahora trato de imaginar tu rostro, tus manos, la esencia de tu cabello o la luz clara de tu mirada. Como alguna vez lo hice al imaginar cómo sería mi hija estando en el vientre de su madre. No sé si realmente existas, no sé si llegare a conocerte o siquiera a saber si eres real; Pero en esta noche de frió y lluvia quisiera que estuvieras aquí, sentada a mi lado hablando de cualquier tema e común que me permitiera perderme en tus palabras, en tu mirada, en la idea de saber más de  ti o un poco menos de mi. Imagino una sonrisa limpia la cual abre para mí la más bella de las ilusiones.
Me haces mucha falta, urgen tus palabras de aliento. No entiendo porque tardas tanto en llegar a mí, si mi voz te clama desde lo más profundo del corazón que hierve por la necesidad de tu piel desuda en mi, mis labios urgen de los tuyos, mis manos anhelan acariciar tu cabello, tu piel de tus manos de ángel que guiaran nuestras vidas llenas de fe.

No sé cuál es tu nombre, ni el día en que naciste, ni siquiera el color de tu cabello  rizado, húmedo con olor a jazmín; el cual imagino así tal cual lo he escrito. Sé que estas ahí en algún lugar de este universo, esperando por mí llegar, así como Yo espero el tuyo…mi linda dama oculta te espero con ansias de poder saber de ti en este largo caminar.

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