Si te dijera que hoy te echo más de menos que
nunca, mentiría, porque no es cierto, porque te echo de menos desde aquel día
en el que Dios me separó de ti. Me he preguntado el por qué, por qué siendo el
ser que más he aprendido amar en esta vida, la vida te hizo partir de mi lado.
En un día como hoy, encontré la respuesta a mis dudas, en un día como hoy mi
corazón latió tan fuerte que mis pensamientos solo se podían expresar en una
palabra “N, mi hermosa N”, en ti encontré la luz en mi camino, en ti mi
dolor se dispersó tomado de tu mano.
Qué difícil es cargar con la cruz de no tenerte, de
luchar día a día contra tu ausencia, contra ese vacío que se me quedó dentro y
que nada ni nadie puede llenar. En el fondo, mi corazón te sigue esperando.
Ojalá hubiéramos podido despedirnos, ojalá mi
último beso hubiera sido devuelto, o que tu mano hubiera podido apretar la mía;
pero nada de eso sucedió, tú ya no estás en mi mundo, ya estas con la libertad
que ansiaba tu vida, indudablemente, recé por ti en los últimos momentos para
que tomaras de la mano aquel que robo tu corazón.
Desde que te
fuiste, le tengo menos miedo a la vida, al fracaso, a los golpes que pueda
darme el destino. Me he vuelto fuerte, me he encerrado en mi burbuja y me he
puesto una coraza de acero, para que ni si quiera el aire pueda rozarme. Creo,
que desde tu partida, no he vuelto a ser la misma persona que solía ser.
Al
principio, creía que me moriría sin ti y que si tú no estabas, no merecía la
pena existir. Pero con el tiempo, me di cuenta, de que si te habías ido lejos
de mí, sería porque en mi vida tu función ya había terminado, y que yo, si sigo
aquí, es porque todavía no he cumplido con la mía.
Pero qué
difícil es…tanto no verte, ni olerte, ni tocarte…y lo más duro, que no estés
aquí para acompañarme en el camino que aún me queda por recorrer en lo que quedo de mi de mi vida sin ti.
Feliz aniversario mi hermosa esposa, sea feliz señora mía, sea feliz y haga que
esta ausencia de su ser en nosotros valga la pena. Te amo mi N de ojos
bonitos.